Nunca estuve de acuerdo. Nunca me gustó. Esa moda cambió generaciones de pieles, que ahora sufren de lunares por todas partes y predisposición genética al cáncer cutáneo. Esas sesiones de bronceado se ven aburridísimas…
En este artículo te voy a contar por qué broncearte por el bronceado en sí no es una buena idea y una alternativa mejor.
Dicho de manera simple: el sol envejece la piel.
La razón de esto es el efecto que la radiación UV tiene en esta, en sus componentes y en el organismo.
Así, la radiación ultravioleta genera radicales libres en el cuerpo, esto es, moléculas inestables que tienen un electrón libre, el cual buscará unirse a otra molécula. Cuando esto ocurre, desencadena un proceso de destrucción.
Por ejemplo, cuando un radical libre toca una fibra de colágeno, esta destrucción se extiende por toda la cadena de moléculas hasta que desaparece.
De esta manera, los radicales libres generados por la radiación solar van destruyendo las fibras de colágeno y elastina que mantienen a la piel firme y elástica.
Posteriormente, parte de estas fibras se recupera, pero lo hace sobre otras ya destruidas, de manera que la piel nunca vuelve a ser la misma.
Este daño se va acumulando y genera el fotoenvejecimiento.
Síntomas de este son la aparición temprana de líneas finas y arrugas, manchas, lentigo solar, una piel deshidratada y de un tono opaco e incluso amarillento.
El exceso de exposición solar también puede llegar a causar lo que se conoce como estrés oxidativo. Este consiste en la existencia en el organismo de una mayor cantidad de radicales libres que de antioxidantes. Esto genera que haya un mayor daño y destrucción celular, con menos medios para prevenirlo o compensarlo.
Por supuesto, existen otras causas que pueden generar o aumentar el estrés oxidativo, tales como el tabaquismo, el estrés emocional, la comida chatarra, el sedentarismo, el alcohol, trabajar de noche, entre otros.
Encontrarse en un estado de estrés oxidativo acelera el fotoenvejecimiento.
Personalmente, noto que mi piel es menos resistente al sol y se quema más fácil que cuando era más joven. Tal vez por tantas veces que me bronceé y quemé en las vacaciones de verano cuando niña. Más el descuido posterior.
El cáncer de piel es más común de lo que puede pensarse.
Un diagnóstico frecuente es el del cáncer basocelular en la cara, debido directamente a la exposición solar.
Mi madre y mi abuela lo tienen e incluso hay celebridades que lo tienen o tuvieron, como Elyzabeth Taylor, Diane Keaton, Hugh Jackman, Melanie Griffith, Ronald Reagan entre otros. * *
Este es un ejemplo con una celebridad española:
Provoca, visiblemente, que una zona de la piel sea como una ampolla que nunca sana. Puede que se salga y haya sangre, se cicatrice mal, para luego volverse a salir. O permanezca estática, con cuidados, incluyendo la protección contra el sol.
Afortunadamente, suele ser un cáncer benigno, que no conlleva un riesgo de muerte. Además, no siempre es expansivo.
Aún así, requiere de cuidados para que no se convierta en algo peor. Requiere una protección constante del sol, recordar siempre el uso de pantallas solares y, además, no se puede utilizar cualquier tipo de cosméticos ni tratamientos cosmetológicos en esa área. En caso de duda, es mejor recurrir al dermatólogo respecto a qué se puede usar en esa zona.
Algunos tratamientos que están contraindicados para este cáncer de piel son:
Muchas veces, se arregla con cirugía, removiendo el tejido afectado y hasta remodelando la nariz (cirugía plástica). Sin embargo, puede que esto no sea siempre apropiado, dado que a veces se desconoce la extensión del carcicoma y, por ello, puede que el paciente prefiera quedarse así y simplemente cuidarse en ves de someterse a un riesgo del que no está claro si obtendrá buenos resultados.
Me detengo en este tipo de cáncer por ser el más común, el que vi en familiares y porque no soy médica.
Su frecuencia no quita el peligro de que aparezcan otros tipos de cáncer de piel, más graves y para los que se requieren mayor cuidado y tratamientos oncológicos.
De hecho, es una señal de que hay daño solar acumulado, por lo que es factible que aparezcan otros tipos de cáncer cutáneos.
Otro tipo de cáncer de piel es lo que se conoce como melanoma. Al contrario del basocelular, este cáncer es letal, en tanto puede extenderse al resto del organismo y ocasionar la muerte, si no se controla. También es menos común. Esta patología se produce en los melanocitos, células que producen la melanina, los cuales se reproducen fuera de control, ocasionando pigmentación café o negra en la zona tumoral.
El cáncer de piel es más común en las pieles más claras, que presentan menor protección ante la radiación UV.
Existe la posibilidad de aparecer en pieles más oscuras, pero es raro.
Como información, ver el historial de celebridades a las que les dio cáncer de piel y los hábitos que dijeron tener en su juventud, como broncearse por moda o pasear largo tiempo bajo el sol sin protección, puede ser útil para que te des una idea de los comportamientos que lo pueden desencadenar.
Por último, dos cosas simples para decir:
Primero, que el cáncer de piel y el melanoma son los resultados extremos. Es decir, es lo peor que te podría pasar por exponerte al sol. Así que no es para que te super alarmes, pero tenélo en cuenta como posibilidad.
Segundo, mejor prevenir que curar.
Una escala de fototipos mide la resistencia de la piel a la radiación UV. La escala de Fitzpatrick, la más conocida, se basa en observaciones subjetivas respecto a si la piel se broncea o quema o no. También incluye consideraciones étnicas o raciales, que sirven de guía. Esta escala es del año 1975 y hoy en día se desarrollaron parámetros que buscan mayor objetividad y precisión. *
Sin embargo, la escala de Fitzpatrick se sigue utilizando, especialmente a fines cosmetológicos, y te puede servir para que midas tu propia resistencia al sol. O lo que es probable que suceda ante la exposición, dado que el grado específico de resistencia de cada persona es algo más individual.
Esta es la escala de Fitzpatrick:
Fototipo | Apariencia guía | Etinia | Resistencia a luz ultravioleta |
0 | Albino | – | Se quema siempre, nunca se broncea |
1 | Piel blanca, cabello pelirojo, ojos verdes | Caucásica | Se quema fácilmente, no se broncea |
2 | Piel blanca, cabello rubio, ojos azules | Caucásica | Se quema fácilmente, puede broncearse con lentitud |
3 | Piel blanca mate u oliva, cabello castaño, ojos verdes o marrones | Caucásica | Puede quemarse, se broncean gradualmente |
4 | Piel trigueña, cabello castaño, ojos marrones | Orientales, mediterráneos | No se quema con facilidad, el bronceado es fácil |
5 | Piel morena, cabello negro, ojos marrones | Indios, magrebíes, nativos americanos | Es raro que se queme, se broncea fácil |
6 | Piel negra, cabello negro, ojos oscuros | Raza negra | No se quema |
O, más simplemente:
Fototipo | Color | Sensibilidad | Quema | Broncea |
0 | Albino | Mucha | Siempre | Nunca |
1 | Blanco | Mucha | Fácil | Nunca |
2 | Blanco | Mucha | Fácil | Difícil |
3 | Blanco | Sensible | Mínimo | Gradual |
4 | Trigueño | Moderada | Mínimo | Moderado |
5 | Moreno | Mínima | Raramente | Oscuro |
6 | Negro | Ninguna | Nunca | Negro |
Tené en cuenta que la apariencia descripta es, como dice, una guía. Tranquilamente se puede dar una persona rubia con fototipo 3 y una persona de pelo castaño con fototipo 2. Lo más importante es el grado de resistencia a la luz UV. Dicho esto, el fototipo 3 resulta ser el más común entre los caucásicos.
Por otra parte, claramente surge que la piel blanca, con menos melanina, es la que más impacto recibe de la radiación ultravioleta, al contrario de las pieles más oscuras. *
El bronceado es un mecanismo de autodefensa de la piel para proteger al organismo de la radiación UV.
Así, ante la exposición solar, se activa el proceso de melanogénesis, con lo cual los melanocitos comienzan a producir mayor cantidad de melanina.
Los melanocitos son células especializadas que se encuentran en la capa basal de la epidermis, encargadas de producir el pigmento natural conocido como melanina, el cual protege de la radiación UV.
Esta melanina es contenida en los melanosomas, organelas que se desplazan desde las dendritas de los melanocitos hacia las otras capas de la epidermis. Así, a medida que se va renovando la piel, estos melanosomas van ”subiendo” en los estratos, hasta llegar al estrato córneo, pigmentando la piel.
Ha de tenerse en cuenta, acorde a la genética, que la capacidad de bronceado también tiene que ver con la rapidez con la que trabajan los melanocitos y la eficiencia con que la melanina contenida en los melanosomas “sube” desde la capa basal de la epidermis hacia los estratos más superficiales. Así, un fototipo 3 presenta mayor eficiencia en este proceso que un fototipo 2. La existencia de este proceso también explica por qué el bronceado tarda en aparecer, por qué debe ser gradual o hacerse con lentitud y, de la misma manera, por qué tarda en desaparecer. Debe esperarse a que la piel cumpla su ciclo de renovación celular para obtener el bronceado o deshacerse de él.
Otro factor que influye es el tipo de radiación.
La radiación UVB es de onda corta, con lo que no va más allá de la epidermis. Es la que provoca el bronceado, el cual se genera con relativa rapidez por la acción de esta onda. Sin embargo, un exceso de esta radiación puede causar quemaduras e inflamación.
La radiación UVA es de onda larga, llegando a la dermis. También contribuye al bronceado, de una manera aún más rápida que la UVB, aunque menos duradera. No obstante, es la que más fotoenvejecimiento causa, dañando directamente al tejido conjuntivo, formado en gran parte por colágeno.
Esto tiene importancia cuando buscamos protección solar, en tanto la misma deberá bloquear tanto las ondas UVB como UVA para estar realmente protegidos. Sin embargo, existen productos que sólo bloquean las UVA, utilizados para broncearse…
Varios autores ya dicen que el “bronceado inteligente” es en sí un oximoron. Efectivamente porque hacerse daño a uno misfrmo es la definición de estupidez. Más cuando no hay razón alguna para hacerlo, excepto una moda ambigua.
Existen productos para lograr un bronceado, como se dice, inteligente. Y, aunque sinceramente considero que es mejor que no usar nada y plancharse al sol como una morsa, su objetivo (que te broncees) no es el más favorable a la salud de la piel.
Como ejemplo, las pantallas solares que solo protegen de los rayos UVA. Aunque me parece muy positivo que al menos protejan del fotoenvejecimiento, no van a evitar los daños que pueden ocasionar los UVB, como quemaduras, y que también pueden llevar al cáncer de piel.
Ahora, si ese es tu gusto y lo podés resistir, está bien, nadie te lo va a impedir. Solamente tené consciencia de que igual hay un daño que se está generando y el bronceado es simplemente la manera que tu piel tiene para defenderse. Con esto en cuenta, podés usar antioxidantes para reducir el perjuicio.
Aunque, para ser más justa con el bronceado, exponerse al sol tiene sus beneficios, a lo que me referiré más adelante, pero no cuando una se expone de manera irresponsable como termina incitando la moda.
Así, lo negativo (muy negativo creo yo) es cuando esta tendencia parece imponerse. Y lo peor: cuando se autoimpone.
“¡Ay, estoy muy pálida! ¡Necesito un bronceado!”
“¡Te ves muy pálida! ¡Te hace falta broncearte!”
O sea, ¿en serio?
¿Qué no pueden apreciar su color de piel en vez de querer ser otra persona?
Personalmente, me encanta la piel pálida (así lo voy a decir). El blanco (un blanco saludable, por cierto) combina con todo y, si el pelo es castaño o negro, genera un contraste espectacular.
La piel bien blanca también puede dar una sensación de pureza, limpieza y delicadeza. No me extraña que en Oriente se la valore.
Hablando de Oriente, allá existe la particularidad de relacionar la piel blanca con juventud, ya que los orientales, a medida que envejecen, se vuelven más amarillos.
Si se lo piensa, todos nacemos con un tono algo más claro que el actual. Además, la piel fotoenvejecida, también de los blancos occidentales, se vuelve más oscura y hasta amarillenta. Por si fuera poco, los tratamientos antiage también suelen tener como resultado una piel más clara.
Así que, si tu piel es muy pálida, no deberías estar avergonzada. Por el contrario, deberías buscar formas de llevarla con orgullo y de cuidarla. Con esto me refiero a que mimes tu piel y trates de corregir las imperfecciones que encuentres, que pueden contrastar más en un tono pálido. Asimismo, que busques aquello que te queda mejor, en términos de ropa, accesorios, maquillaje, cuidados cosméticos.
Si te preocupa verte “como un fantasma” esta es la solución. Y cuidar tu salud también, dado que siempre estoy hablando de un blanco sano, no el que está relacionado a enfermedades o trastornos, como anemia.
Además, si sos de las que no se broncean, mejor ni lo intentes, porque podrías hacerte daño más que otra cosa. Hay que entender que tu piel es también tu manera de ser y deberías respetarla.
Si tu problema son las ojeras, las que contrastarán más con tu tez, tal vez este artículo pueda ayudarte.
Si querés recuperar el tono claro de tu piel, podés leer este artículo.
Un peeling puede servir para reducir y eliminar varios tipos de imperfecciones y renovar la piel. Podés averiguar cuál te sería más conveniente en la guía básica del peeling.
Dado que el fototipo III es el más común entre las pieles blancas, la mayoría de las personas con fototipo claro pueden broncearse de manera gradual.
Así que, si este es tu fototipo y te gusta broncearte, hacélo sólo como este lo permite, esto es, de manera gradual. No cometas el error de tirarte al sol para recibirlo todo de golpe; es probable que termines con quemaduras.
Nunca trates de broncearte en la montaña. Debido a la altitud, la radiación es mayor y es más probable quemarse. De hecho, podría incluso causar quemaduras graves.
También, tratá de evitar los horarios de mayor radiación, alrededor del mediodía, especialmente en el verano.
Como ya sabrás, si hacés lo del smart tanning, siempre es mejor usar algún tipo de protección que ninguna, y recurrir al uso de antioxidantes.
Si tu fototipo es más oscuro, pero no negro, y te gusta broncearte, obviamente tendrás la ventaja de una mayor resistencia a la radiación UV. Aún así, recordá que existe la posibilidad de que te quemes. Usar cierta protección solar también es una buena idea en este caso.
Siempre es una buena idea usar algún producto o activo que proteja o contrarreste la sequedad de la piel.
También será una buena idea que te informes sobre las terapias basadas en el sol, como te contaré más adelante. Esto te dará una mejor idea de qué hacer y qué no a la hora de tomar el sol.
Según la escala de Fitzpatrick, la piel negra no se quema ni se broncea. Es la más resistente de todas a la radiación UV.
Sin embargo, esto no significa que no protejas de ninguna manera a tu piel, El sol, aunque no te va a quemar, seca la piel. Así, es una buena idea usar algún humectante o emoliente. Por ejemplo, he leído que en Jamaica se usa el aceite de coco e incluso la vaselina para resguardarse del sol y la sal del mar (de un jamaiquino comentando en un foro, para serte sincera, porque no me acuerdo en cuál).
Algunos recomiendan también usar pantalla solar incluso para la piel negra. Pero, si se trata de una piel negra como el petróleo, la verdad que no le veo el sentido. Excepto en las palmas de las manos y plantas de los pies, donde existe la rara posibilidad de que aparezca cáncer de piel, si es que aparece.
En definitiva, se trata de un fototipo diseñado, por decirlo así, para lugares con mucho sol.
Para nada.
Tomar el sol tiene beneficios para la salud, tales como:
Dado esto, existe algo llamado helioterapia que, como el nombre lo indica, consiste en un tratamiento para la salud basado en el sol.
La helioterapia es un tratamiento alternativo que consiste en aprovechar los rayos del sol para tratar diversas afecciones.
Se trata de un método que ha sido reconocido desde la Antigüedad. Así, el historiador griego Heródoto describía cómo egipcios y asirios contaban con unas terrazas destinadas a tomar baños de sol. Hipócrates, el padre de la Medicina, también reconocía los efectos beneficiosos del sol para la salud.
Los antiguos romanos también le daban importancia a la helioterapia, de manera que varias casas contaban con un solarium. Se trataban afecciones como raquitismo, artritis, atrofia muscular, enfermedades de la piel y uterinas.
La helioterapia continuó teniendo cierto uso a principios de la Edad Media. Así, el filósofo persa Avicena (980-1037) comentaba sobre el efecto beneficioso del sol y como podía proteger contra ciertas enfermedades. Sin embargo, este tratamiento cayó en desuso hasta casi desparecer en el resto de la Edad Media y el Renacimiento.
En los siglos XVIII y XIX resurgió el interés por la helioterapia. En esta época, empezaron a aparecer varios investigadores y pioneros que revivieron el uso de este tratamiento. Por ejemplo, en 1776, Le Peire y Le Conte presentaron ante la Real Sociedad de Medicina Francesa un estudio que describía cómo habían curado úlceras y cánceres con el uso de rayos solares enfocados por medio de lentes.
A fines del siglo XVIII, se consideraba que la luz solar era un tratamiento eficaz contra la tisis y, a fines del siglo XIX, el científico Loebel recomendaba el baño de sol contra el raquitismo, gota, caries, afecciones intestinales, entre otros. Lo prohibía en caso de hemorragia, inflamación aguda o congestión.
Se considera que Arnold Rilki es el padre de la Helioterapia moderna, a pesar de no ser médico, al fundar una clínica en 1855, en la que se realizaban baños de sol.
El desarrollo de la helioterapia continuó y, a principios del siglo XX, su empleo aumentó aún más. Médicos e investigadores siguieron realizando estudios y se comprobó su eficacia para aún más afecciones. Por ejemplo, los médicos Rollier y Bernhard demostraron la utilidad de los baños de sol contra la tuberculosis osteoarticular
A partir de 1930, aumentó el número de informes que relacionaban el incremento en la incidencia en el cáncer de piel con la exposición a la luz solar. Con esto, el uso de la helioterapia comenzó a disminuir. *
La práctica de la helioterapia dependerá de diversos factores, como el clima, la altitud, la latitud, la estación del año, el tiempo y las circunstancias y necesidades individuales.
Existe coincidencia en considerar que el tratamiento debe ser directo, es decir, con los rayos del sol llegando directamente a la piel desnuda, sin interposición de cristales, progresivo, en sesiones de duración creciente, e individualizado, atendiendo a las necesidades y situación de la persona.
Así, consistirá en lograr la habituación al sol de manera progresiva, primero de la piel y luego de todo el organismo.
Implica realizar sesiones de baños de sol, que van aumentando progresivamente. El cuerpo debe estar desnudo, la cabeza protegida por una gorra o una tela blanca y se deben usar gafas ahumadas.
Se empieza con pocos minutos y se van aumentando a medida que se desarrolla resistencia. Esto sirve para evitar quemaduras y otros efectos secundarios. Por ejemplo, se pueden empezar con 5 minutos e ir aumentando 5 minutos más cada día, hasta llegar a un tiempo máximo, como 40 minutos por sesión.
Se desarrollaron distintos sistemas para practicarla. Uno común es el Rollier, que se basa en la individualización y la progresión prudente.
En este se respeta la cabeza, de manera que la exposición comienza por los pies en el primer día y se llega recién al tórax en el quinto día. Así se sigue hasta abarcar todo el cuerpo.
La exposición máxima a la que se llega no es mayor a 40 minutos, dividiéndose 20 minutos de un lado o cara del cuerpo y 20 del otro. Pueden hacerse hasta 3 sesiones al día. Cada sesión empieza y termina por las extremidades inferiores.
Se realiza esto durante 2 a 3 semanas, con otras 2 a 3 semanas de descanso.
Por supuesto, existen otros sistemas y variaciones de este mismo. Por ejemplo, Ortega y Díez y García Vélez proponen que la cura se extienda entre 6 meses a 2 años.
Se estima que la helioterapia sirve para las siguientes afecciones:
Estas son algunas de las patologías que puede tratar.
Esto depende también del tipo de helioterapia, en tanto la hay de montaña, marítima y artificial.
Asimismo, activa el metabolismo, estimula el apetito, promueve la producción de vitamina D, favorece la tolerancia a los hidratos de carbono, estimula la secreción de hormonas, aumenta la profundidad de la respiración, relaja y seda el sistema nervioso, mejora el ánimo, relaja los músculos y es anticontracturante.
A pesar de sus beneficios y, como estoy advirtiendo en este artículo, la helioterapia también presenta varios potenciales efectos negativos, especialmente para la piel y los ojos.
La exposición excesiva o realizada de manera inadecuada, puede traer efectos secundarios en diversos grados: cefalea, eritema, dermatitis, deslumbramiento de los ojos, moscas volantes en la visión, ceguera, vértigo, zumbido de oídos, insolación, aversión a la luz, vómitos, amnesia, dificultad para concentrarse, taquicardia, golpe de calor, envejecimiento prematuro de la piel, queratosis, verrugas, carcicomas, hiperpigmentación, entre otros.
En caso de efectos secundarios, se recomienda ir a una habitación oscura, fresca y ventilada y colocarse compresas húmedas. Además, se debe acompañar con una dieta blanda, sedativos, en su caso, y se prohíbe el alcohol.
Asimismo, está contraindicada en caso de inflamación, acidez estomacal, paludismo, sífilis, embarazo, lactancia, menstruación, fiebre, patologías graves cardiocirculatorias, cáncer, enfermedades cutáneas, hemorragia, enteritis, quemaduras, hipersensibilidad a la luz, congestión.
Los baños de sol, por supuesto, generan bronceado, e incluso se espera que el paciente tome un color achocolatado. El fin de esta práctica, sin embargo, no es este, sino mejorar la salud en general del individuo, para lo cual el tono de la piel es sólo una señal de cómo esta se desenvuelve.
Dados sus múltiples efectos secundarios y contraindicaciones y su naturaleza progresiva e individualizada, se considera que la helioterapia debe realizarse bajo supervisión médica.
Así, simplemente tirarse al sol por el mayor tiempo posible para obtener un bronceado no puede considerarse de ninguna manera como beneficioso ni como helioterapia. Es probable que hacer esto genere alguno de los efectos secundarios de esta práctica antes de obtener algún beneficio.
De esta manera, si te gusta tomar el sol, conviene que te instruyas en la realización de la helioterapia y que lo tomes, como en esta, de manera progresiva, con precaución, protegiendo la cabeza y los ojos.
Recordá que, si tu piel es muy blanca, es más sensible al sol y, por lo tanto, necesitás estar menos tiempo expuesta para beneficiarte, dado que está diseñada, digamos, para facilitar la formación de vitamina D a partir del sol, incluso en lugares muy nublados. (Como ves, cada piel tiene sus beneficios y sus contras)
Digo esto en tanto tengas alguna resistencia a la radiación UV, ya que la helioterapia estaría contraindicada para una piel muy sensible al sol, como los albinos o el fototipo 1.
Dicho todo esto, hay evidencia de que la exposición continua al sol, de manera moderada, trae beneficios para la salud e incluso puede aumentar la resistencia al melanoma. Lo que hay que evitar a toda costa es ir a broncearse de repente por largos períodos. *
Podés conocer más sobre la helioterapia en los siguientes recursos gratuitos (no son míos):
Por supuesto, hay mucho más en Internet.
Se estima que se requiere sólo una pequeña dosis diaria de exposición solar para producir suficiente vitamina D. Esto puede ser entre 20 a 30 minutos, aunque este número puede variar según diversos factores, como la la latitud y altitud a la que se viva, que modificará la cantidad de radiación que llega al lugar, el clima y las características individuales respecto al color de piel.
Más allá de lo necesario para producir esta vitamina, se considera que existen más riesgos que beneficios por la exposición al sol. *
Exponerse adrede y sin plan al sol no es una buena decisión para la piel y mucho menos si es sólo con el fin de provocar el bronceado.
Cuando la piel se broncea es porque ha habido un daño y esta busca protegerse.
Es preferible que valores tu color de piel, en vez de tratar de chamuscarte siguiendo una moda.
Si de todas maneras te interesa broncearte, que no sea simplemente por moda, sino porque de verdad te gusta o porque buscás beneficiarte del efecto terapéutico del sol. Para esto, deberás seguir cierto método, establecido en la práctica de la helioterapia, exponiéndote al sol de manera progresiva y mesurada.
También es recomendable usar cierta protección, como pantalla solar y gafas, e ingerir antioxidantes.
Tomar el sol con un plan basado en helioterapia implicaría asumir cierto grado de responsabilidad con la salud y con la piel, en que se buscarían obtener los beneficios del sol con la menor cantidad de efectos secundarios posibles.
Para ello, además, no es necesario estar mucho tiempo bajo el sol, a pesar de lo que describen varios sistemas de helioterapia, en tanto que unos minutos al día, de manera continuada, son suficientes para producir vitamina D.
Evitá a toda costa el ir a tomar el sol de repente, lo que predispone a que haya un exceso.
El sol es esencial para la vida, pero, así como es bello, puede ser peligroso.
Disfrutálo sin cometer excesos.
Nota: Cuando digo “tomar el sol de repente”, me refiero a cuando no te estuviste exponiendo mucho al sol antes o estuviste encerrada la mayor parte del tiempo y, de golpe, te tirás afuera, a estar 2 horas abajo del sol. Aunque podrían haber quemaduras en menos tiempo que ese, dependiendo la época del año, hora y tu fototipo.
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