Salud

Radiación ultravioleta: cómo cuidar MÁS tu piel

Si leíste ya artículos de belleza sobre el envejecimiento, los radicales libres, los antioxidantes, seguro viste mencionar una y otra vez a la radiación ultravioleta.

Supongo que también sabés que la mayoría del envejecimiento cutáneo es fotoenvejecimiento, es decir, que es causado por esta radiación.

¡El envejecimiento cronológico solo resulta mucho menos dañino!

Pero, ¿qué es la radiación ultravioleta? ¿Y cómo nos afecta en distintas situaciones?

En este artículo voy a explicar cómo funciona este tipo de radiación, por qué es ultra violeta (y no roja), cómo genera radicales libres, si estás expuesta a ella aunque esté nublado o no veas el sol y que recaudos se pueden tomar para protegerte más de ella (además de usar protector solar).

¿Qué es la radiación ultravioleta?

La radiación UV es una forma de energía radiante invisible que cubre las longitudes de onda entre los 100 y 400 nanómetros.

La energía es una fuerza capaz de realizar un trabajo o cambio en el entorno. Pensá en todo lo que pone en movimiento la luz del sol (crecimiento de plantas, vida diurna, energía eléctrica, etc).

La longitud de onda es la magnitud de la oscilación periódica que se propaga en el espacio, transportando energía. O la separación que se ve entre las ondas de energía que se transporta. La onda es una perturbación de alguna propiedad del espacio.

Los nanómetros son una unidad de longitud que equivale a la millonésima parte de un metro. Permiten medir las longitudes de onda de la luz y la distancia entre las partículas.

La energía emitida por el Sol se encuentra entre los 100 y los 3000 nanómettos. Entre los 400 y los 700 nm es la onda de longitud visible, esto es, la luz solar, que incluye los colores violeta, azul, verde, amarillo, naranja y rojo. La luz violeta tiene una longitud de onda más corta y enérgica, mientras que la roja es la más larga y tenue.

La luz ultravioleta es aquella con longitud de onda más corta que la violeta y es invisible (pues se sale del rango visible o de la luz solar). *

Clasificación de la radiación ultravioleta

Si te paraste a observar la etiqueta de un protector solar de amplio espectro (el recomendado), seguro habrás notado que dice que protege tanto contra radiación UVB como UVA. ¿Qué significa?

La luz UV puede clasificarse según su longitud de onda:

  • UVA: Se encuentra entre los 320 y los 400 nm. No es filtrada por la atmósfera.
  • UVB: Se encuentra entre los 280 y los 320 nm. Es parcialmente filtrada por la atmósfera.
  • UVC: Se encuentra entre los 100 y los 280 nm. Es totalmente bloqueada por la atmósfera.

Así, la mayoría de la radiación UV que llega a la Tierra es del tipo UVA, en un 95%, mientras que el 5% restante es UVB.

La radiación UVA es la menos enérgica y, por tanto, la menos dañina. Es responsable del bronceado de la piel. En dosis excesivas causa inmunosupresión, envejecimiento prematuro, manchas, oscurecimiento permanente de la piel y fotoalergia.

La radiación UVB, aunque atenuada por la capa de ozono, es más dañina. Causa inmunisupresión, quemadura solar, manchas claras y oscuras, rugosidades en la piel, cataratas, cáncer de piel y otras afecciones.

La radiación UVB traspasa la piel y llega a la dermis, donde genera modificaciones en el ADN. Estas alteraciones causan el cáncer de piel años después de la exposición excesiva.

La radiación UVC es la más dañina, pero, afortunadamente, es completamente absorbida por la capa de ozono. *

La radiación UV y los radicales libres

Se sabe que la radiación UV genera en la piel radicales libres de oxígeno, compuestos químicos con electrones libres y de alta reactividad.

La luz UV atraviesa la piel y llega al oxígeno molecular presente en las células de la epidermis.

Los fotones UV interactúan con el oxígeno atómico, promoviendo la creación de radicales libres de oxígeno, como superoxidasa, peróxido de hidrógeno e hidroxilo.

Estos radicales libres reaccionan con otros elementos de la piel, en tanto sus electrones buscan unirse a otras moléculas, destruyendo las estructuras en el proceso.

Así, atacan al ADN, ARN, estructuras lipídicas, macromoléculas y proteínas como el colágeno y la elastina. *

La radiación UV en distintas situaciones

Ahora te voy a contar cómo la luz UV puede afectarte en distintas circunstancias, esto es, diferentes lugares, horarios, altitudes y climas. * *

La radiación ultravioleta y las horas del día

El momento del día en que naturalmente hay más radiación UV es al mediodía. Esto se debe a que los rayos llegan de manera directa a la Tierra y la distancia que deben recorrer es más corta.

Por el contrario, a la mañana y a la tarde, los rayos llegan de forma oblicua, recorriendo una mayor distancia, de manera que la radiación es menor.

La cantidad de horas u horarios específicos en que la radiación puede considerarse mayor o menor dependerá de otros factores como la latitud y la época del año.

Por ejemplo, puede ser entre las 10 y las 14 hs, entre las 11 y las 15 hs, entre las 9 y las 14 hs, etc. Siempre es alrededor del mediodía.

La radiación ultravioleta y las épocas del año en climas templados

La radiación UV varía de acuerdo a las épocas del año en los climas templados, en los que hay cuatro estaciones definidas.

La Tierra presenta cierta inclinación, que es la causa de las estaciones.

Así, en invierno, la Tierra se encuentra inclinada respecto al sol de manera que donde te encontrás esta físicamente mas lejos de la estrella que lo que estaría en verano.

Y en las épocas mas cálidas, por supuesto, es al revés, con lo que vas a estar físicamente mas cerca del sol.

Así, naturalmente, la radiación UV va a ser mayor en verano y menor en invierno, con un término medio en las épocas de primavera y otoño.

La radiación ultravioleta y los días nublados

¿Viste alguna vez esas recomendaciones de igual usar protector solar los días nublados?

Pues resulta que las nubes sí reducen la cantidad de radiación (además del calor), por lo que puede ser más seguro salir sin protección esos días de cielo gris. *

Sin embargo, no la bloquea por completo y la reducción en la radiación dependerá de la densidad de las nubes.

Así, las nubes densas y oscuras bloquean de manera más efectiva a la radiación. Mientras que nubes más leves, blancas, así como las nieblas, la atenúan mucho menos.

De hecho, el 90% de la radiación atraviesa las nubes poco densas.

Así, si te estás haciendo un peeling, aclarándote la piel, tenés vitiligo o alguna otra afección (como alergia al sol), no te arriesgues y usá protector solar como siempre.

La radiación ultravioleta y los trópicos

En los trópicos, no hay estaciones marcadas como en los climas templados, dado que se encuentran más cerca de la línea del Ecuador, en el que la luz solar llega de manera directa, como en un eterno verano. La energía del sol pasa por la parte más alta del cielo y recorre una distancia más corta entre la atmósfera y la superficie terrestre.

En el clima tropical, las estaciones pueden dividirse en dos, dependiendo de la zona: seca y húmeda. Así, depende mas del factor de lluvia que de la inclinación de la Tierra.

Además, la cantidad de ozono es menor respecto a latitudes más altas o bajas, con lo que existe menos filtración de los rayos UVB.

Así, la radiación UV va a ser mucho mayor durante casi todo el año. De hecho, se calcula que se quintuplica en los trópicos respecto a los climas templados.

La radiación ultravioleta y las montañas

El índice UV también se incrementa con la altitud. De hecho, aumenta un 10% por cada kilómetro de elevación. Así, va a ser mas fuerte en zonas montañosas.

Esto se debe a que, además de estar más cerca del cielo, la cantidad de atmósfera protectora es menor.

La radiación en la montaña puede ser un factor peligroso, si se tiene en cuenta que la menor temperatura tiende a engañar, en tanto disminuye la sensación térmica. Así, se reduce el calor relacionado con el sol y se conecta esto con una menor cantidad de radiación (menos calor=menos sol=menos radiación UV).

Esto podría ocasionar una tendencia a protegerse menos.

Ahora que lo sabés, acordáte: a más altitud, más protección necesitarás.

(Y, por supuesto, NUNCA intentes broncearte en una montaña).

La radiación ultravioleta y la nieve

Otro factor que incide en el nivel de radiación es la reflectividad del suelo o albedo.

En el caso de la nieve, este es muy alto, con una reflectividad del 20 al 100%, aunque normalmente puede ubicarse en un 85%. Dado esto, usar sombrero, por ejemplo, no alcanzará para cubrirse de la radiación UV.

Así, con mas razón tenés que protegerte si te vas a esquiar, usando protector solar y cubriéndote la cara.

La radiación ultravioleta y la playa

En la playa hay un número de factores que aumentan y atenúan la radiación.

La arena la aumenta, en tanto, como la nieve, también es reflectiva, pero, al contrario de esta, tiene una reflectividad de solo el 17%. El agua de mar (también cuando moja la arena) tiene una reflectividad del 25%.

La humedad que suele haber en estos lugares atenúa la radiación, gracias a las partículas de agua en suspenso. También lo hace la nubosidad que puede haber.

Además, no hay un aumento por altitud, dado que se está al nivel del mar.

Hay que prestar atención a las horas del mediodía y cuando está despejado, en que la reflectividad de la arena harán subir la radiación.

La radiación ultravioleta y las ciudades grandes

En las áreas urbanas con contaminación aérea, se generan una serie de gases que se mantienen en el nivel de la atmósfera baja o troposfera, que se extiende de 10 a 15 kilómetros desde la superficie*.

Entre estos hay ozono troposférico, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno.

Estos absorben parte de la radiación UV, de manera que la misma es menor en ciudades.

Por supuesto, esta disminución no se da de una manera positiva ni saludable. Si vivís en una zona urbana de estas características, deberás protegerte de la contaminación.

La radiación ultravioleta y los centros de estética

La radiación UV es utilizada de una manera estética.

Se utiliza en las camas solares para lograr el bronceado. Estas emiten tanto radiación UVA como UVB, la mayoría de las veces.

Su uso también es perjudicial para la piel e incrementa el riesgo de melanoma.

También se utiliza a la radiación UV en los aparatos para secar el esmalte de uñas. Emiten mucha menor cantidad de luz UV y se consideran seguros. Aún así, es recomendable usar protector solar en las manos antes de ir al salón de uñas.

La radiación ultravioleta y los celulares

En los últimos años, se ha estudiado la emisión de radiación por las pantallas de aparatos electrónicos, como los celulares, televisores y computadoras*. Ciertas bombillas de luz también emiten esta radiación. Esta no es en sí del espectro ultravioleta.

Así, se ha visto que la radiación del espectro visible,como la llamada luz azul, y la luz infraroja también pueden dañar la piel y causar fotoenvejecimiento.

De esta manera, pueden provocar la destrucción del colágeno y la elastina y puede llegar a generar manchas y piel amarillenta.

Cómo protegerse mejor de la radiación ultravioleta

Ahora voy a explicar qué hacer y tener en cuenta para aumentar tu protección contra la radiación UV. *

No me voy a referir sólo al uso del protector solar, sino también a otras cuestiones para conseguir protección extra.

Información

En primer lugar, hay que identificar en qué circunstancia estás. ¿Vivís cerca de una playa o de las montañas? ¿Nieva en invierno? ¿Te encontrás en los trópicos o en clima templado? ¿Suele estar nublado o despejado?

A partir de la sección anterior, hay que prestar atención a todos los factores que podrían afectar el nivel de radiación UV del lugar donde vivís o estás.

Informáte sobre las horas en que hay más radiación allí y en las distintas épocas del año. También revisá cada día el índice UV en el pronóstico del tiempo antes de salir.

Sabiendo todo esto, evitá, en lo posible, las horas en que hay más luz UV. Si no podés, aumentá tu protección con las medidas que mencionaré a continuación.

Sombra

Cuando estés al aire libre, tratá de pasar el mayor tiempo posible a la sombra.

Ropa

Si el calor no lo impide, usá ropa que cubra bien: mangas largas y telas más gruesas. Por el contrario, la ropa de mangas cortas y las telas sueltas y finas protegen menos. Además, los colores oscuros bloquean más radiación que los claros y la ropa seca protege más que la mojada.

La ropa sólo brinda una protección parcial. Si ves que la luz atraviesa la tela, también pasa la radiación, aunque no sea toda.

Actualmente, existen telas livianas diseñadas para proteger de la radiación UV, incluso mojadas. Su tejido es más estrecho y están etiquetadas según el factor de protección a la radiación ultravioleta (FPU).

También se considera que las telas de bambú ofrecen una buena protección contra la radiación.

Protector solar

Otra medida es el uso correcto del protector solar.

Lo ideal es utilizar protectores solares de amplio espectro (bloquean rayos UVA y UVB) de FPS 30 a 50. También puedes usar un FPS mayor, pero se considera que el beneficio no es notable respecto al 50.

Según las recomendaciones oficiales, se deben aplicar 2 miligramos del producto por centímetro cuadrado (cm²) de piel. Esto es equivalente aproximadamente a una cucharadita de café para el rostro y aproximadamente 8 para el cuerpo (depende de la altura y masa corporal).

Ponerse menos de esa cantidad comprometería la protección, en tanto se da la sensación de estar protegida, pero esta es mucho menor. Así, si por ejemplo te pones 1 mg, en vez de 2, de un protector con FPS 30, la protección no va a ser de 15, sino de solo 5,5. Esto se debe a que la protección real será la raíz cuadrada del FPS.

La Sociedad Americana del Cáncer recomienda “untarse“ de protector. Así, si tenés una piel muy sensible, de fototipos muy claros como el 1 y el 2, con cáncer cutáneo o sos alérgica al sol, no dudes en exagerar. Tratá de extender el producto de manera que no parezca que tenés una mascarilla blanca.

En la práctica, y si tu piel no presenta esas características, puede que necesites menos cantidad de protector solar en tu día a día o que sea suficiente con un FPS 15, especialmente si tenés un estilo de vida más tranquilo, que no implica estar mucho tiempo al aire libre bajo el sol.

Se recomienda utilizar protectores solares homologados, esto es, autorizados y certificados por el gobierno. Estos fueron testeados para comprobar su efectividad y FPS. Así, si usás un protector solar casero es probable que no se aplique la recomendación de los 2 mg por cm² de la misma manera.

La duración de la protección también varía según el FPS.

Así, su reaplicación, en el caso de que tengas un día tranquilo, sin sudoración excesiva ni empaparse, no necesariamente será cada 2 horas, sino que puede ser cada 3, 4, 5 horas o incluso dejarte el mismo todo el día si estás menos de 8 horas seguidas afuera (siempre que esté bien aplicado, sea FPS 50 y no tengas ninguna patología o sensibilidad, claro). Para estar segura, podés reaplicártelo siempre antes de salir (por ejemplo, antes de salir a un lugar cerrado como un trabajo y antes de volver de él).

En los casos de hacer ejercicio al aire libre u otra actividad que te haga transpirar mucho, ir a la pileta o a la playa y nadar, usá un protector resistente al agua. Tené en cuenta que esa resistencia puede durar no más de 2 inmersiones de menos de 20 minutos. Además, si te secás con la toalla, también te estarás quitando el protector. La sudoración también puede ir eliminando la protección rápidamente. Así, se recomienda reaplicarlo cada 2 horas en estos casos. También puede reaplicarse antes, cada 1 hora o 40 minutos, después de dos inmersiones o una prolongada o del ejercicio intenso.

Recordá utilizar protector solar también en labios y párpados, zonas muy sensibles que se suelen olvidar. Se puede usar un labial con protector para los labios. Y, si te da miedo que el protector se te caiga en los ojos, los que son resistentes al agua y tienen una sensación pegajosa no se caen.

Finalmente, como mencioné, utilizá protector solar en las manos si vas a hacerte las uñas. Especialmente si te las haces seguido.

Sombrero

También podés usar un sombrero para protegerte del sol. Pero no cualquier tipo de sombrero.

Es preferible que sea de tela estrecha y que tenga un material de color oscuro en la parte interna del ala, para proteger más la cara de la radiación indirecta, al ser el color poco o nada reflectante.

Se recomienda que el ala cubra alrededor de toda la cabeza y sea de 5 a 8 centímetros de ancho.

Si se usa gorra, es bueno que tenga una sombra, es decir, una tela que cubra el cuello, la nuca y las orejas. Si no viene con una, puedes agregar una tela que te cubra. Son ideales para hacer ejercicio y proteger esas áreas más expuestas de la cabeza, en las que es más probable sufrir quemaduras o desarrollar cáncer de piel.

Gafas

También podés usar anteojos de sol para proteger el área alrededor de los ojos, así como a los ojos mismos.

No es necesario que los lentes sean muy oscuros para que protejan, ya que la protección la da un químico transparente.

Los anteojos de sol meramente estéticos pueden cubrir hasta el 70% (dependiendo de su calidad). Las gafas que cubren al 99% o 100% tienen una etiqueta que lo especifica, la que puede variar según el país.

Los anteojos grandes y cruzados son los que mejor cubren, protegiendo más desde todos los ángulos y a más proporción de piel periorbital. Cuanto más pequeños, menos área protegen.

Evitar

Evitá las camas solares, broncearte en horas de alto índice UV, en las montañas u otros lugares de mucha radiación.

Podés usar una loción autobronceadora para lograr el bronceado, si eso es lo que querés.

Si querés tomar el sol también con un fin de salud, revisá cómo hacer helioterapia correctamente.

Conclusiones

La exposición a la radiación ultravioleta sin protección puede causar fotoenvejecimiento, eritema, manchas, quemaduras y, en el peor caso, cáncer de piel. Este último se da por la alteración del ADN, de manera que no se manifiesta inmediatamente a la exposición, sino muchos años después.

Dado esto, es importante saber cómo la luz UV te puede afectar en el lugar o circunstancia en el que estás, para protegerse adecuadamente.

Podés aumentar tu protección revisando el índice UV antes de salir, evitando las horas en que es mayor, buscando la sombra, llevando ropa que te cubra y proteja, usando protector solar de manera adecuada y frecuente y agregando accesorios como gafas y sombreros.

Tener medidas de protección te permite evitar problemas estéticos y de salud, sin dejar de disfrutar del sol.

Jessica Wicher

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