Existen diferentes capas de la piel, pues este es el órgano más extenso de nuestro cuerpo.
Como tal, cumple varias funciones que son esenciales para nuestra vida:
Es la primera barrera de defensa del cuerpo ante los factores externos y el ambiente. Así, protege al organismo de patógenos, de la radiación UV, de toxinas, de los microorganismos y de factores del ambiente, como el viento, el agua y las variaciones de temperatura.
De hecho, la piel regula nuestra temperatura corporal y el mantenimiento de los fluidos corporales. También es responsable del sentido del tacto.
Aunque la piel es como un escudo orgánico para nuestro cuerpo, no es invulnerable y suele padecer de distintas afecciones, las cuales pueden llegar a comprometer su funcionamiento.
Para cuidarla y cuidarnos, es útil conocerla mejor, por ejemplo, aprendiendo sobre sus distintas capas o estratos.
En este blog, aprender estos conceptos te va a servir mucho para entender los artículos y la profundidad a la que actúan los distintos tratamientos, ingredientes o aparatos, así como los análisis que hacen distintos estudios científicos.
Es muy simple. La piel se encuentra dividida en tres capas:
Esta es la capa más superficial y se encuentra en contacto directo con el exterior.
Es la capa más fina y, sin embargo, es bastante resistente, al tener la función de protegernos del ambiente. De hecho, aquí se encuentra una parte de lo que llamamos sistema inmune cutáneo.
Aunque no lo creas, se encuentra compuesta en gran parte por células muertas o en estado moribundo. Estas se van reemplazando a medida que las subcapas más profundas de la epidermis producen células nuevas.
Esto se debe a que en la epidermis no hay vasos sanguíneos, por lo que depende de la dermis para su nutrición.
Las células en estado moribundo, asimismo, producen queratinocitos, un tipo de proteína muy resistente que es lo que permite a esta capa mantener su función como barrera.
En la epidermis también se encuentran los melanocitos, los cuales se encargan de producir melanina, el pigmento que le da el color a la piel y le permite protegerse de la radiación UV.
Esta capa se encuentra dividida en 5 subcapas: basal, espinosa, granulosa, lúcida y córnea.
La capa basal o germinativa es la más profunda y se encuentra cercana a la dermis. La capa córnea es la más externa, siendo la que podemos ver. Esta se encuentra compuesta de células muertas y por los llamados corneocitos, que son como los ladrillos que la construyen.
Siendo la capa córnea la más externa, sobre ella actúan en primer lugar todos los cosméticos y tratamientos que utilices sobre la piel.
Además, el peeling consiste en remover esta subcapa.
La humectación de la piel (con cremas y otros cosméticos), en cierta manera, consiste en fortalecer la barrera epidérmica y tratar de mantener su equilibrio, para que pueda desarrollar mejor su función de protección. Es lo que se llama corneoterapia.
Los tratamientos que buscan aclarar la piel estarían enfocados en esta primera capa (epidermis), en tanto buscan o eliminar la melanina o disminuir su producción (inhibir a los melanocitos).
Esta es la capa media de la piel.
Es la más gruesa, siendo de 20 a 30 veces más gruesa que la epidermis y representado el 90% del grosor total de la piel*.
Esta capa regula la temperatura, da el sentido del tacto, funciona como una almohada ante los golpes y provee nutrientes a la epidermis.
En ella se encuentran muchas estructuras que, como sabemos, son importantes al hablar de dermocosmética o de tratamientos para la piel.
Así, en la dermis se encuentran:
La dermis, asimismo, se encuentra dividida en 2 subcapas: la reticular y la papilar.
La papilar es la subcapa superior, en contacto con la epidermis. Así, le provee nutrientes a esta y regula la temperatura. Está compuesta principalmente por una capa fina de fibras de colágeno, en la cual se expande un sistema de finos vasos sanguíneos o capilares.
La reticular es la subcapa inferior, estando en contacto con la última capa de la piel. Es mucho más gruesa que la papilar y se encuentra compuesta por fibras gruesas de colágeno y elastina. Es más densa y en ella se encuentran todas las demás estructuras de la dermis, como las diferentes glándulas y los folículos pilosos.
Como podemos ver, más de un tratamiento se enfocaría en tratar esta subcapa. Por ejemplo:
Muchos tratamientos con aparatos, como la LPI, la luz LED, la espátula ultrasónica, la radioterapia o el HIFU, son efectivos justamente por enfocarse en esta subcapa.
También por ello pueden causar distintas sensaciones, en tanto las terminaciones nerviosas que dan el sentido del tacto, incluyendo las sensaciones de frío o calor, se encuentran en ella.
Hay un artículo más detallado sobre la dermis en este blog. Es uno de los primeros que escribí.
La hipodermis, subcutis o capa subcutánea es la última de las capas de la piel, la que más cercana se encuentra a los órganos.
Consiste en una red de células grasas y fibras de colágeno.
Acumula grasas para que sirvan de reserva de energía, es un aislante térmico y también actúa de almohada efectiva ante los golpes, protegiendo a los órganos.
Dependiendo del lugar del cuerpo, en esta capa también pueden pasar los vasos sanguíneos, vasos linfáticos, nervios y folículos pilosos.
Su grosor varía de persona a persona y según el lugar del cuerpo, como seguro ya estás intuyendo. Así, varía según cuánta grasa tengas acumulada y tu genética.
Los tratamientos para la celulitis claramente están enfocados en esta capa. Lo mismo puede decirse de los tratamientos reductores, que buscan disminuir el volumen graso.
Por ser la más profunda, seguro ya estás viendo que puede ser algo difícil de tratar simplemente con cosméticos. Por eso resulta algo complicado y que puede tardar bastante tiempo.
En la práctica, sin embargo, se han visto algunos resultados con cosméticos que contienen cafeína, como podés leer en este blog.
Entonces, la piel se encuentra dividida en tres capas: la epidermis, la dermis y la hipodermis.
La epidermis y la dermis, asimismo, se encuentran divididas en sus pertinentes subcapas.
La dermis es la capa más gruesa y donde se encuentran muchas estructuras importantes.
La epidermis es la capa más externa, siendo la primera barrera de protección, y la hipodermis es la más interna, actuando como almohada y reserva de energía.
Conocer ciertas particularidades sobre estas capas nos enseña que es lo que se requiere de cada tratamiento para que sea efectivo.
Así, para que un tratamiento anti-age sea realmente efectivo, es deseable que llegue a la dermis y estimule la producción de colágeno y elastina.
Para que un tratamiento para la celulitis sea efectivo, es necesario que llegue a la capa más profunda de la piel, la hipodermis.
El tratamiento de la epidermis con cremas humectantes es una rutina básica que puede ayudarla a cumplir su función de barrera. O sea, no es nada banal ni es tan superficial como podría parecer.
De esta manera, expandir nuestros conocimientos sobre la piel y sus capas nos puede ayudar a entender mejor las rutinas y tratamientos que utilizamos, por qué los usamos y qué necesitamos.
¡Espero que este artículo te haya ayudado!
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