¿Sirve el óxido de zinc para el acné? ¿Qué ventajas tiene usar zinc para el acné?
El tratamiento convencional para esta enfermedad incluye el uso de distintos antibióticos y medicamentos, dependiendo de su severidad.
Así, el acné leve o de grado 1 requiere solo de tratamiento tópico (sobre la piel), por ejemplo, con peróxido de benzoilo, ácido azelaico y otros compuestos antibacteriales. También pueden usarse retinoides tópicos para las lesiones no inflamadas.
Cuando el acné es de moderado a severo, se agrega el uso de antibióticos y medicamentos orales, que, aunque efectivos, presentan sus riegos. *
Vamos a ver qué se ha descubierto respecto al uso del zinc para mejorar el acné. En especial, respecto al uso sobre la piel directamente, lo que se suele dar actualmente en la forma de óxido de zinc. Así, este ingrediente se podría presentar como un tratamiento alternativo y complementario a la terapia tradicional. Por otra parte, podría ayudar a mejorar el acné en su estado más leve usado solo, esto es, como terapia principal.
Hay que recalcar que se considera que el zinc oral es más efectivo que el tópico para mejorar el acné.
No todos los estudios que voy a presentar se refieren directamente al óxido de zinc, sino también a otras formas en que se usó el zinc, como gluconato, sulfato o ascorbato, o al zinc en sí. Estos pueden servir de indicios también de las propiedades del óxido de zinc, pues hablamos todavía del mismo mineral. Por supuesto, las distintas formas presentan ciertas diferencias y esto puede afectar su efectividad.
Entonces…
Podemos decir que hay tres razones principales por las cuales se afirma que sirve el óxido de zinc para el acné. A partir de estas, se discute el uso del zinc como terapia única para el acné, es decir, sin ayuda de medicamentos, o como terapia complementaria a estos.
Entonces, las razones consisten en que el zinc:
En un estudio de 1995, ya se había visto que usar zinc puede reducir la liberación de sebo. Así, se había comparado el uso de una combinación de eritromicina, un antibiótico para infecciones de la piel, incluyendo el acné, y zinc contra usar la eritromicina sola. La cantidad de sebo producido y de manchas de sebo se redujo significativamente con la combinación del antibiótico con zinc.
También existen algunos estudios sobre el efecto del zinc oral en la producción de sebo, usándose sulfato de zinc. El resultado suele ser la reducción en la cantidad producida.
Un estudio de 1986 también encontró que el zinc oral puede inhibir las lipasas de la bacteria P. acnes, impidiendo el aumento de los ácidos grasos en el sebo.
En una revisión de estudios del 2013, se menciona que habría evidencia suficiente pasa decir que el zinc podría reducir la producción de sebo.
Una revisión del 2014 menciona la capacidad del zinc para reducir los andrógenos, responsables hormonales del aumento de la producción sebácea en el acné.
Se ha demostrado que posee propiedades anti-androgénicas, pues causa la modulación de la actividad de la reductasa-5α tipos 1 y 2.
Gupta M, Mahajan VK, Mehta KS, Chauhan PS. Zinc therapy in dermatology: a review. Dermatol Res Pract. 2014;2014:709152. doi: 10.1155/2014/709152. Epub 2014 Jul 10. PMID: 25120566; PMCID: PMC4120804.
No parece haber habido un enfoque en investigar el efecto del óxido de zinc sobre la producción del sebo y simplemente hay indicios de esto por el efecto del zinc en general, sea tópico u oral, o aparece este efecto de la reducción de sebo como secundario a la investigación principal. Por esto debe ser que los investigadores dicen que “podría”, aunque tal vez se pueda decir que “puede” si hubiera estudios más específicos.
Sin embargo, en la práctica, podemos ver que aplicar óxido de zinc (con una crema liviana como vehículo) en la cara tiene un efecto astringente. De hecho, vas a notar que la puede hasta secar, pero también la suaviza y la cantidad de sebo efectivamente disminuye.
Así, podemos observar este efecto de reducir la oleosidad en la cara y en muchos sitios en Internet vas a encontrar que se lo recomienda para reducir la cantidad de sebo (mi cuestión acá es por qué se lo recomienda, por eso escribo este artículo).
Sea como sea que funcione (o sea, absorbiendo el sebo o afectando directamente a la glándula sebácea), se ve que te puede ayudar con el acné en este sentido.
Se sabe que el óxido de zinc es antibacterial y que puede combatir distintos tipos de bacterias, incluyendo las que causan mal olor, por ejemplo, en los pies.
Sin embargo, no encontré mucho específico respecto al P. acnes, la principal bacteria causante de acné. O, por lo menos, no aplicado solo.
Existen estudios que indican que el uso de zinc en combinación con el antibiótico eritromicina ayuda a combatir a las cepas de P. acnes resistentes al antibiótico.
Veremos a estos en detalle más adelante. Voy adelantando que el principal efecto del zinc en estos casos es hacer que la bacteria se vuelva sensible a la medicación.
También encontré un estudio del 2011, que dice que el ascorbato de zinc tiene actividad antibacterial contra el P. acnes, siendo efectivo para inhibir su crecimiento.
En el experimento, investigadores japoneses buscaron comprobar la efectividad tanto del ascorbato de zinc solo como de este en combinación con antibióticos convencionales, como la clindamicina o la eritromicina, en tanto existen cepas de P. acnes resistentes a estos.
Resultó que el ascorbato de zinc fue efectivo para combatir la bacteria de P. acnes, incluso en bajas dosis y contra cepas resistentes a los antibióticos. Usado junto a antibióticos, se sumaron los efectos de estos.
Pero ¿qué es el ascorbato de zinc?
Los ascorbatos son derivados del ácido ascórbico (vitamina C). Así, el ascorbato de zinc es simplemente un ion de zinc unido a vitamina C.
Dado esto, ¿el efecto contra el P. acnes se dio por el zinc o por el ácido ascorbico? ¿O es la combinación de estos la que es efectiva?
El estudio sugiere que los ascorbatos en general son efectivos contra el P. acnes. Pero el ascorbato de zinc en especial resultó, al parecer, más efectivo.
Por otra parte, el óxido de zinc sí puede servir contra la bacteria Staphylococcus aureus, que también está implicada en la patología.
Así, en un estudio de 1990 in vitro (en laboratorio), investigadores ya habían visto que el óxido de zinc tiene cierto efecto inhibitorio ante esta bacteria (no completamente), especialmente en el caso de Staphylococcus epidermidis.
Este efecto antibacterial contra el Staphylococcus aureus parece ser mayor cuando el óxido de zinc se encuentra en nanopartículas, según se vio en un estudio del 2019.
En definitiva, la propiedad antibacterial del óxido de zinc parece ser más que nada efectiva en el caso de heridas, combatiendo las bacterias que podrían infectarla. En el caso del acné, no parece que tenga un efecto directo sobre la bacteria principal, el P. acnes, aunque sí sobre el S. aureus.
De esta manera, el óxido de zinc podría ayudar con algunas bacterias en el acné, pero no con la principal contribuyente a la enfermedad, al menos, no aplicado solo.
Por otra parte, puede complementar la terapia de antibióticos para que las bacterias (incluyendo el P. acnes) no sean resistentes a estos.
Como sabemos, el acné es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel. Así, siempre está presente algún grado de inflamación. Dado esto, un ingrediente antiinflamatorio siempre puede resultar útil.
El óxido de zinc tiene capacidad antiinflamatoria, la cual también ejerce su efecto en el caso del acné.
Así, en un estudio de 1989 ya se había visto que consumir gluconato de zinc puede disminuir la inflamación de las lesiones inflamatorias de manera eficiente. Este efecto se siguió observando en otros estudios.
El zinc también genera un efecto antioxidante en el organismo, al promover la expresión de moléculas con efectos antioxidantes y desintoxicantes, que protegen de los radicales libres. Como los radicales libres generan inflamación, esta es una manera también en que el zinc actúa como antiinflamatorio. Así, previene la inflamación, al proteger a los tejidos del estrés oxidativo.
Además, se estudia el uso del óxido de zinc en nanopartículas para reducir la inflamación en enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoidea.
Es decir, se considera al óxido de zinc como un compuesto claramente antiinflamatorio.
El zinc puede también ayudar a combatir el acné en combinación con antibióticos convencionales, esto es, como terapia complementaria.
Por los 80s y los 90s, se hicieron varios estudios comprobando la efectividad de soluciones tópicas de eritromicina, un antibiótico, con zinc.
En un estudio de 1980 ya se comparaba el efecto de líquidos y geles tópicos con eritromicina y zinc con tetraciclina oral (antibiótico) y un placebo. Se encontró que las soluciones tópicas con zinc eran tan efectivas como la tetraciclina y mucho más efectivas que el placebo.
En un estudio de 1989, se comparó la eficacia de una loción con eritromicina y zinc con una que contenía eritromicina sola. La loción con zinc fue más efectiva, reduciendo el número de lesiones y el grado de severidad del acné. Por supuesto, nos podemos preguntar si se debió a la acción sinérgica del zinc con el antibiótico o si el primero simplemente potenció al segundo.
Un estudio de 1990 volvió a confirmar la efectividad de esta mezcla, comparándose la formulación de eritromicina y zinc con el vehículo (excipiente) solo del medicamento tópico. Se pudo observar el efecto de esta medicación por 1 año, viéndose un resultado y experiencia satisfactoria en los pacientes.
De esta manera, se vio una gran disminución en la cantidad de bacterias P. acnes en el grupo de personas tratado en 10 semanas, una reducción en la cantidad de ácidos grasos en la piel a la cuarta semana, una gran disminución de las lesiones inflamatorias a la octava semana y un aumento de los triglicéridos en la piel.
Así, usándose ese preparado dos veces al día durante 1 año, se mantuvo una baja severidad del acné y bajo número de lesiones (comedones, pápulas, pústulas), habiendo menos de 5 comedones durante el resto del año luego de las primeras 12 semanas de tratamiento.
Los investigadores mencionan un número de mecanismos por los que esta terapia sería efectiva, como el hecho de ser la formulación antibacterial, antiinflamatoria, queratoplástica, quimitáctica (que promueve la quimitáxis, es decir, que las células y bacterias respondan a los químicos) u otro de carácter desconocido.
Incluso en el 2020 se volvió a hacer un estudio comprobando la efectividad de combinar eritromicina con zinc, comparándola con la eritromicina sola. De nuevo, aunque ambos resultaron efectivos, la combinación fue más efectiva.
A pesar de su comprobada efectividad, comenzó a surgir el problema de que las bacterias del acné desarrollaron resistencia a la eritromicina, incluyendo el P. acnes.
Un primer estudio al respecto se realizó en el 2001, en Francia, en el que se observó que incluso personas que jamás habían sido tratadas con el antibiótico presentaban cepas de P. acnes resistentes al mismo. Así, actualmente es necesario buscar otra solución además de los medicamentos convencionales.
Aún así, en el 2005, investigadores encontraron que la combinación de la eritromicina con el zinc sigue siendo efectiva, debido al efecto que tiene el zinc en las bacterias. Sin embargo, en este estudio el uso de zinc fue oral. Así, se les dio a 30 pacientes 30 miligramos de gluconato de zinc por día durante 2 meses, al cabo de los cuales se reduje el número de lesiones muy inflamadas (pápulas y pústulas).
Al mismo tiempo, observaron in vitro, esto es, en un vidrio en el laboratorio, que agregar sales de zinc al cultivo de bacterias P. acnes hacía que estas fueran más sensibles a la eritromicna. Es decir, reducía la resistencia de las cepas resistentes al antibiótico.
Los investigadores concluyeron que el uso combinado de sales de zinc “por vía sistémica”, esto es, administradas de una manera que circule en el torrente sanguíneo, como podría ser tomándolas oralmente, con la aplicación tópica de eritromicina podía ser una opción para tratar el acné en caso de cepas de P. acnes resistentes a este antibiótico.
Por lo que se observó en estos experimentos, el zinc, además de ayudar a bajar la inflamación, puede sensibilizar a las bacterias, especialmente a las cepas resistentes de P. acnes, para que sean reducidas y eliminadas por los antibióticos.
Así, la evidencia de años muestra como la combinación de zinc tópico u oral con eritromicina siempre resultó más efectivo y da mejores resultados en el tratamiento del acné, que usando el medicamento solo.
También hay estudios según los cuales el zinc también sirve con otros antibióticos, teniendo el mismo efecto de sensibilizar al P. acnes, mejorando el efecto del medicamento.
De esta manera, el óxido de zinc puede servir como terapia complementaria a los antibióticos.
Como mencioné, se considera que el zinc oral es más efectivo y existen, en consecuencia, muchos más estudios sobre este uso. Así, traté de buscar aquellos que mencionaran también el uso tópico.
Así, he podido encontrar casos en los que ambos usos son calificados de manera conjunta y algunos donde se habla solo de la aplicación tópica.
En una revisión de estudios del 2013, se calificó al uso tanto oral como tópico del zinc respecto a si la prueba existente era suficientemente fuerte para que fuera recomendado en tratamientos. Se consideró que la evidencia era inconsistente o de calidad limitada y orientada al paciente (calificación B según el test SORT). Sin embargo, también afirmó que hay suficiente prueba para decir que el zinc es antibacterial, antiinflamatorio y podría reducir la producción de sebo. Estas son cualidades útiles para combatir el acné.
Sin embargo, una revisión de estudios del 2020 considera al zinc, usado de manera tanto oral como tópica, como muy efectivo para tratar el acné. Incluso lo admite como monoterapia, esto es, usar solo zinc para tratar el acné, en vez de medicamentos y antibióticos (se utilizó otra guía para calificar: PRISMA).
Los investigadores vieron que los pacientes con acné suelen tener menores niveles de zinc en sangre que las personas sin acné. Asimismo, observaron que, al usar zinc, el número de pápulas disminuía. Así, concluyeron que, dado el menor nivel de zinc en personas con acné, este mineral es efectivo para tratar la enfermedad, sea como única terapia o como terapia complementaria.
Según Jessica Cervantes y otros investigadores, el zinc es una alternativa prometedora a los tratamientos tradicionales, en tanto es eficaz, de bajo costo y no presenta efectos secundarios severos. Por cierto, esto también lo dice respecto tanto a los tratamientos tópicos como orales, para distintos estadios de acné.
Ya en 1985 se había hecho un estudio para comprobar la efectividad de usar zinc sobre la piel para tratar el acné.
Los investigadores tomaron como voluntarios a 30 pacientes con acné leve a moderado, a los que dividieron en dos grupos, según se usara zinc o un placebo.
Al grupo del zinc le aplicaron una solución de sulfato de zinc al 2% como única terapia durante 12 semanas. Al cabo de este tiempo, no se vieron diferencias entre el grupo del zinc y el de control (al que se le aplicó el placebo). Además, el sulfato de zinc causó irritación sobre la piel y no cambió en nada los niveles de zinc en el paciente.
Los investigadores afirmaron que estos resultados sugieren que la terapia de zinc tópico como monoterapia no es efectiva para el acné.
Voy a hacer unas observaciones: este es un estudio temprano sobre la aplicación de zinc tópico para el acné. Pareciera que intentaron traducir el éxito del zinc oral a una forma que se usara sobre la piel, por el tipo de zinc que usan. Este es el sulfato de zinc, respecto al cual se encontró éxito usado para tratar el acné en 1980. Así, los investigadores simplemente crearon una solución para la piel a partir de este compuesto, ya probado de manera oral.
Las diferentes formas del zinc no necesariamente funcionan igual aplicadas de manera tópica u oral. Así, la manera en que el óxido de zinc funciona sobre la piel sería distinta al del sulfato de zinc (más efectivo al consumirse oralmente), teniendo mejor efecto.
No encontré estudios abiertos al público que se refirieran específicamente al uso solo del óxido de zinc tópico como terapia principal para el acné.
Así, podemos deducir su efectividad de las propiedades que presenta y por los estudios en que se lo usó como terapia complementaria, obteniéndose mejores resultados que con el medicamento convencional solo.
Ya te habrás enterado que en Internet también se promueve el uso del óxido de zinc para el acné. Y tiene mucho sentido, pues, como dicen algunos científicos incluso, es una alternativa de bajo costo, accesible y relativamente efectiva.
Todo el mundo ya sabe que el óxido de zinc es antiinflamatorio, antibacterial, astringente y puede regular el sebo.
Así, ya tenemos las anécdotas de personas que usaron óxido de zinc de manera casera y les funcionó. Incluso de personas que directamente usan la crema para la dermatitis del pañal.
Por supuesto, ahí también aparece una objeción al uso del óxido de zinc (como me encontré también en Internet), según la cual no hay que usarlo porque puede ser muy pesado para una piel grasa acneica y causar más comedones. En realidad, en este caso, es el vehículo (excipiente) lo que es pesado. La crema para el bebé no sólo tiene óxido de zinc, sino también mucho aceite (como aceite de hígado de bacalao), para que no seque la piel.
Lo mismo sucede con los protectores solares minerales. Son gruesos y pesados, porque el óxido de zinc es astringente, puede secar la piel, efecto que los fabricantes quieren evitar, para que lo puedan usar más personas. Y no solamente quienes tengan piel grasa.
Así, si tenés piel grasa, y querés usar el óxido de zinc para el acné, te recomiendo mejor que, o compres directamente el óxido de zinc puro en alguna droguería o farmacia y lo mezcles con una crema liviana (método casero o DIY digamos), o que te consigas algún producto específico para el acné con óxido de zinc entre sus principios activos.
De esta manera, vas a aprovechar mejor sus beneficios, sin el riesgo de agregar más aceites al rostro.
Podemos ver que la perspectiva de los científicos e investigadores fue cambiando con el tiempo y con los avances.
Así, en los estudios tempranos no se consideraba al zinc como una alternativa para tratar el acné, se la consideraba poco efectiva o apenas se estaba empezando a ver algún éxito.
Por ejemplo, en los 70`s hubieron “fracasos”, digamos, respecto al uso oral del zinc para el acné. Así, o no se veían resultados concluyentes o aparecían efectos secundarios indeseables, como diarrea, nauseas y vómitos. En esos momentos se usaba el sulfato de zinc.
Tópicamente, como vimos, tampoco se vio mucho éxito.
Posteriormente, se usaron otros derivados del zinc, se estudiaron mejor sus propiedades y se fueron viendo resultados.
Así, los estudios más modernos parecen apoyar el uso del zinc en general, de manera tanto tópica como oral, para tratar al acné.
Ahora se lo considera, en cierta medida, efectivo y se lo admite como única terapia, lo que contrasta mucho con la visión de hace 50 o 40 años atrás.
La mejora en la creación de estos derivados del zinc y el desarrollo de las nanopartículas, que parecen hacer mayor efecto, puede tener que ver con este cambio de postura.
Por otra parte, sí se vio claramente que el zinc y el óxido de zinc pueden servir para complementar la terapia con antibióticos. Especialmente en la época actual, en que, dado el uso extendido en el tiempo de estos medicamentos, hay cepas de P. acnes resistentes a los mismos. El zinc tópico sirve entonces para hacer a las bacterias sensibles a los antibióticos.
Sea de la manera que sea, y más allá de lo que se hubiera dicho antiguamente, ahora está claro que el óxido de zinc te puede ayudar a combatir el acné. Lo podés probar como única terapia, si tenés acné leve, o usarlo en conjunto con lo que te recete tu médico dermatólogo, informando y preguntando por esta opción, que ya se encuentra probada.
Hay que terminar aclarando que el óxido de zinc no es la cura mágica que parece ser según Internet. Como hemos visto, no está claro que sirva contra el P. acnes y tiene efectividad más que nada para bajar la inflamación, reduciendo así las pápulas, y disminuir la cantidad de sebo sobre la piel. Pero definitivamente puede ser de ayuda. Una ayuda accesible, simple y segura para combatir el acné.
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