Para mantener la piel sana y en buen aspecto, no es necesario tener una rutina de cuidado complicada ni con muchos pasos. La verdad es que hay tres pasos básicos y esenciales que pueden bastar para cuidar la mayoría de las pieles y que tenés que conocer si recién estás comenzando a cuidar tu piel. Así, una rutina de skincare sencilla podría ser todo lo que necesitás en este momento, sin excederse en productos y sin cerrar la puerta a agregar más pasos y activos en el futuro.
La rutina de skincare puede diferenciarse, además, según sea de día o de noche. Es decir, lo más probable es que tendrás que repetirla dos veces en el día, que es lo recomendable.
Así que esta es la rutina básica que tendrás que seguir:
Ahora te explico en qué consiste…
Los tres pasos de una rutina de cuidado facial básica para el día son:
Empezás el día lavándote la cara, para quitar los restos de los productos de la noche anterior, sudor, suciedad de la almohada, lagañas o lo que sea. Además, te refresca y prepara la piel para lo que sigue.
Se recomienda realizar este paso de manera suave, acorde a tu tipo de piel. Así, elegí los productos y cuidados que tu biotipo necesita y realizá la limpieza con movimientos circulares gentiles. Cuando te seques con la toalla, no la raspes contra tu rostro. En cambio, secá el exceso de agua que tengas con golpecitos suaves. Creéme que funciona, así lo hago yo. No vale la pena impacientarse y refregarse para sacar toda la humedad.
Queda a tu criterio si el agua de la canilla es suficiente para esta limpieza, ya que varía mucho acorde a la zona. Por ejemplo, el agua dura (con muchas sales) puede resecar y endurecer la piel. El perceptible cloro del agua potable en ciudades grandes también puede alterarla.
Si te molesta mucho el agua de tu zona, una alternativa es usar agua micelar. Es apta para todo tipo de piel, también para la sensible (en general, pues algunas pueden reaccionar), remueve impurezas, hidrata y tonifica. Lo único que necesitás es el producto y un trozo de algodón. O sea, no necesitás usar el agua de la canilla.
Otra son las toallitas de limpieza, las cuales pueden venir con activos extra, como extracto de manzanilla para las pieles sensibles. Sin embargo, puede significar mucho gasto en toallitas y se las usa más para los viajes.
Si el agua común no es tanto problema, pero tampoco es fantástica, hay varios tipos de productos que se usan en combinación con ella, con ingredientes que van a minimizar los efectos negativos de las sales en el agua y suavizar la piel.
El producto lo tenés que elegir según tu tipo de piel:
Así, para la piel grasa están los geles de limpieza, las espumas de limpieza y los jabones faciales para piel grasa. Por ejemplo, los jabones de azufre o de carbón activado son ideados para quitar el exceso de sebo en esta piel y prevenir el acné. Por supuesto, podrían ser muy secativos.
Si tenés piel grasa, tampoco es adecuado que te “sobre-limpies”, o sea, no te refriegues hasta quitar todo y no uses exceso de producto. Esto podría causar una reacción y provocar la producción de más sebo o incluso un brote de acné si tu piel es acneica. Lo ideal es que quede algo de sebo (menos que antes, pero algo), pues es parte natural de la barrera protectiva de la piel que se encuentra en la epidermis.
En el caso de la piel seca, lo que hay disponibles como productos son las emulsiones o leches de limpieza y los jabones syndet, esto es, jabones sintéticos que no resecan como el jabón común. Las emulsiones de limpieza contienen activos que limpian y suavizan la piel, pero también aceites (pues es una emulsión o crema), que restauran la barrera cutánea luego de la limpieza.
La piel mixta es una caso. Y eso que es el biotipo más común. Se recomienda o bien usar un doble protocolo, es decir, productos para piel grasa en la zona T y productos para piel seca en las mejillas, ojos, cuello y escote, o bien usar aquellos indicados para todo tipo de piel.
Si lo querés hacer bien sencillo, lo mejor creo que es el agua micelar. Yo la usé por un tiempo con buenos resultados en mi piel mixta. Así, puedo recomendarla, a menos que tengas mucho desequilibrio y tu zona T sea muy muy grasa y tus mejillas muy muy secas.
A la piel normal también le va bien un agua micelar o, sino, un jabón facial que no sea secativo.
Lo siguiente a la limpieza es humectar o hidratar la piel. Esto es, aportar lípidos y agua a la misma, con el fin de que retenga su humedad. Esto le da buen aspecto y la mantiene saludable. Por el contrario, una piel deshidratada o seca y sin cuidados tiende a arrugarse más, es más propensa a las lesiones, se vuelve fina y da una apariencia opaca y sin brillo.
Así, este paso es importante para fortalecer una protección natural que ya tiene, que consiste en agua y lípidos, pero que suele verse afectada por factores externos o encontrarse en desequilibrio, lo que justifica la clasificación de las pieles en biotipos.
Acá hago la diferencia en que hidratar es aportar agua a la piel, mientras que humectar es aportar activos para que esa agua quede en la piel, es decir, no se evapore.
Activos que se usan para hidratar la piel son:
Activos que se usan para humectar son:
En definitiva, los principios activos que se usan para hidratar o aportar agua tienden a aumentar la capacidad de la piel de retenerla y acumularla, pero no evitan que se evapore. Los ingredientes activos que se usan para humectar, por otra parte, permiten que la piel retenga el agua, evitando su evaporación
La humectación o la hidratación también varían según el tipo de piel:
Se considera que la piel grasa necesita, más que nada, hidratación, es decir, aportar agua desde el exterior a la epidermis. Este tipo de piel ya suele contener suficiente sebo para retener esa agua, pero su exceso también puede asfixiarla y deshidratarla.
Es decir, la piel grasa presenta más lípidos que agua.
Así, los productos ideales para este biotipo deben ser sin aceites y, por supuesto, no comedogénicos.
Se recomienda usar geles hidratantes en base a agua. Otra opción podría ser usar un tónico hidratante, en cuyo caso también se estaría tonificando (paso extra con un mismo producto).
Usá el que te haga sentir más cómoda o te parezca mejor para tu piel.
La piel seca sufre el problema contrario a la piel grasa: le faltan lípidos y puede que le sobre agua, pero la piel es incapaz de retener a esta, por lo que se evapora.
Así, lo que necesita esta piel es que le aportes lípidos, a través de productos humectantes.
Se recomiendan las cremas humectantes para piel seca. Estas pueden ser bastante pesadas, pero tu piel te lo agradecerá.
Para una piel de este tipo no habrá problemas en absorber los aceites que contiene, que suelen estar en mayor proporción que en una crema normal.
No te recomendaría, por otra parte, los geles o las emulsiones muy livianas, ya que, aunque sí aporten algo, verás que se absorben demasiado rápido y tu piel se siente seca de nuevo. Lo que querés es que quede ALGO del producto sobre tu piel, para protegerla. Por eso una crema pesada estará bien.
A menos que tengas una piel con solo una leve tendencia a ser seca o no entre de todo en lo seco seco. Entonces la crema podría ser un poco más liviana.
Con la piel mixta, tenemos el mismo problema que antes. Usar una crema para piel seca en toda la cara podría causar granos en la zona T, pero usar simplemente un gel puede dejar secas las mejillas.
De nuevo, podés intentar un doble protocolo, usando geles y tónicos en la zona T y crema para piel seca en las mejillas. Usar cremas para piel grasa también es válido para tu zona T si no es tan grasa grasa.
Esto es lo que estoy haciendo yo: usando una crema liviana con hamamelis para la zona T y una crema pesada para las mejillas. Puede parecer engorroso, pero me gusta cuidarme y me funciona especialmente bien para el invierno, en que la piel tiende a resecarse más.
Otra opción que podés intentar es elegir una crema de textura media no comedogénica y usarla en toda la cara, aplicando menos cantidad en la zona T y más en las mejillas, cuello y esocte. Aunque diga no comedogénica, no te garantizo que no aparezca algún grano si resulta generar un exceso de lípidos (todas las cremas contienen aceites).
También podrías aplicar crema solamente en las mejillas y zonas no grasas, dejando la cobertura de toda la cara para el siguiente paso.
Con la piel normal lo importante es no romper el equilibrio ya existente.
Te podría funcionar una crema de textura media para piel normal, aplicándola en todo el rostro.
Por supuesto, podés elegir entre algo un poco más pesado o un poco más liviano, según si tenés alguna tendencia a seca o a grasa o según la época del año (más pesada en invierno, más liviana en verano).
Este es el último paso del skincare para el día. Se lo considera muy importante, en tanto puede prevenir los efectos negativos de la radiación UV. Hablamos, claro, de aplicar protector solar facial.
Esta NO es la única manera de protegerse, pero, dentro de lo cosmético, es el paso que se indica.
El protector solar es toda una cuestión, desde elegirlo hasta aplicarlo. Te recomiendo que leas el artículo sobre elegir un protector solar y el de la radiación UV para entender mejor estos asuntos.
Para recapitular, en la cara se recomiendo FPS de 50, usar dos gotas grandes del producto y esparcirlo por el rostro. También proteger cuello y escote. Que sea cantidad suficiente para cubrir la piel. O sea, no escatimes en el protector solamente porque ya te ves un poco blanca (si es de esos que te dejan blanca). Digamos que la capa con este producto no debe ser fina. Se recomienda cubrir también cuello, escote y párpados (mientras no te entre en los ojos).
Además, se aconseja retocar en el medio del día.
El tipo de protector que elijas también se va a diferenciar según el tipo de piel.
Se recomienda que sea libre de aceites (eso debe decir el envase) y no comedogénico siempre (como todos los protectores, en realidad).
Además, es recomendable los que tienen toque seco o efecto mate, porque te quita el brillo excesivo.
También podés usar protector solar en polvo o en spray, que serían algo más livianos, aunque no los más recomendables para la protección, por su forma.
Prácticamente podés usar cualquier tipo de protector en emulsión, mientras lo uses correctamente.
Esto se debe a que muchos protectores, especialmente los más baratos y aquellos para el cuerpo, tienen una textura bastante gruesa. Eso se debe a que se usan aceites para contrarrestar el efecto astringente de los filtros minerales como el óxido de zinc y el dióxido de titanio.
De cierta manera, te pueden servir como una humectación extra.
Te podría beneficiar el mismo protector sin aceites que se usa para la piel grasa o también uno que no sea sin aceites, pero que sea liviano y que tenga efecto mate. También podés usar los sprays, polvos y brumas como protectores.
Por supuesto, debe ser no comedogénico.
Un protector solar facial de textura media, no tan pesado, si es en emulsión. También podés usar los sprays, polvos, brumas y protectores sin aceites.
Se dice que prácticamente podés usar todo tipo de protector, pero creo que uno demasiado pesado podría sobrecargar la piel, especialmente si ya te pusiste crema.
Igual recordá que cualquier protector es mejor que ninguno.
Una rutina de cuidado simple de la piel del rostro a la noche puede bien consistir de dos o tres pasos, según lo que necesites o cómo se los clasifique.
Así, dependerá de si te maquillás o no. Desmaquillarse es parte de la limpieza facial, pero vamos a considerarlo como un paso aparte, más allá de que sea una doble limpieza.
Por otra parte, el desmaquillante podría ser suficiente para limpiar todo el rostro, pero muchas prefieren limpiarse dos veces. Esto se debe a que los desmaquillantes suelen contener sustancias grasas para lograr quitar el maquillaje resistente y a prueba de agua.
Así que también dependerá del tipo de maquillaje que uses.
Si te maquillás para el día, este sería el primer paso de tu rutina de noche. Es importante remover el maquillaje al finalizar el día, especialmente cuando se trata de maquillaje permanente, resistente al agua o muy fuerte. La razón es que estos pueden secar la piel, promoviendo la aparición de arrugas finas tempranas. Por ejemplo, dejarse el delineador grueso mientras dormís puede acelerar la aparición de arrugas periorbitales, como las patas de gallo.
Así que, si te maquillaste, sí o sí tenés que quitártelo al final. Por lo menos, casi todas las veces, como parte de la rutina.
Este paso puede realizarse con productos ideados para ello, lo que es recomendable cuando usás mucho maquillaje, muy fuerte o es resistente al agua.
Uno de estos es el agua bifásica. Vienen en los mismos envases que el agua micelar, sólo que contienen, además de esta agua, un aceite en fase separada. El aceite es siempre lo que ayuda a quitar el maquillaje resistente, mientras que el agua micelar limpia la cara y ayuda a quitar el exceso de grasas. De esta manera, se afirma que es un producto apto para piel grasa, aunque quienes tienen este biotipo no siempre están tan convencidas de ello.
Otro producto es la crema para desmaquillar y limpiar el rostro. Esta es una crema que suele ser bastante aceitosa, pero muy efectiva para remover maquillaje (lo “derrite”).
Por otra parte, si usás poco maquillaje y es suave, podrías usar un producto de limpieza del rostro normal. Por ejemplo, el agua micelar o la leche de limpieza pueden remover maquillaje.
Este sería tu primer paso si no te maquillás y sería igual que con la rutina de la mañana, usando un producto acorde a tu tipo de piel.
Si te maquillás, pero de manera muy liviana, puede que uses un mismo producto para desmaquillar y limpiar, por lo que tendrías los dos pasos en uno.
Por otra parte, si el maquillaje es pesado, puede que decidas hacer una doble limpieza, usando un desmaquillante cremoso para quitarte el maquillaje y tu producto de limpieza favorito después, para terminar de quitar la grasitud del desmaquillante.
Esto es algo que, por ejemplo, podría elegir alguien con piel grasa que usa mucho maquillaje. Más allá de que esto último no sea recomendable si asfixia la piel.
En estos casos, tendríamos los dos pasos de desmaquillar y limpiar separados.
Por último, limpio el rostro, hay que devolverle los lípidos, agua o nutrientes que haya perdido en el día o por la limpieza misma.
Así que este es momento para humectar o hidratar la piel, según tu biotipo, de la misma manera que lo hiciste para el día.
Este también es un momento en que te podés permitir usar algo más de crema o cremas más gruesas, ya que será absorbida durante la noche.
Así, si tenés piel seca, normal o, incluso, mixta, podrías usar una crema nutritiva. Estas contienen nutrientes y aceites extra para reparar la piel durante la noche.
No se recomiendan las cremas nutritivas para la piel grasa, por el contenido más alto de aceites.
Si nunca tuviste una rutina de cuidado de la piel, sea porque no te cuidaste, te aplicabas cremas de vez en cuando o usabas cosméticos en la piel sin tener un plan, este es tu momento de definirte.
Es importante tener una rutina clara de skincare que sea acorde a tu piel, sin mezclar productos innecesariamente, sin usar cremas de más y sin olvidarse de limpiar, proteger y desmaquillar. Esto te ayudará a mantener una piel más saludable e hidratada y retrasará el envejecimiento que puede aparecer en el rostro por estrés o falta de sueño.
Si nunca lo tuviste claro antes, ahora sabés que solamente necesitás algo sencillo para empezar, consistente en 3 pasos a la mañana y 2 o 3 pasos a la noche. Con eso vas a andar bien. Si estás pensando que además te gustaría tener rutina anti-age, usar sérums o hacer la rutina coreana de 10 pasos, dejalo para más adelante si todavía no tenés establecida ni una rutina básica. Hacé primero una rutina sencilla y vas a ver que luego será más fácil ser consistente en lo que hagas y obtener así resultados.
Para ayudarte, podés usar un planificador, anotando los pasos de tu rutina, los productos que usás y los días que cumpliste con cada uno. De esta forma, vas a estar controlando que cumplas con un hábito que estableciste para vos y vas a tener anotado cada paso.
Acá hice un planificador bien simple que podés descargar gratis. Solamente tocá en la imagen:
Como vemos, establecer tu rutina de skincare no es tan complicado. Requiere de pocos pasos y algunos productos acordes a tu piel.
Por supuesto, también podés hacer tu mascarilla semanal, tu exfoliación suave cada tanto o hacer un tratamiento en un centro de belleza.
Pero acá hablamos sólo de lo bien rutinario, lo de todos los días y lo mínimo necesario para formarte una rutina de cuidado cutáneo si no tenías una.
Para resumir, una rutina sencilla de skincare es así:
Eso es todo.
¡Espero que te haya ayudado! ¡Acordáte de compartir este artículo!
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